Hay muchos factores que pueden alterar nuestro estado de
bienestar y hacer que enfermemos. Según la causa que las produce, las
enfermedades se pueden clasificar en dos tipos:
1) Enfermedades
infecciosas. Están producidas por organismos microscópicos, como las bacterias, o por virus capaces de invadir nuestro cuerpo, es decir, de producir una infección.
Algunas enfermedades infecciosas, como la gripe o el sarampión, son contagiosas, es decir, pueden transmitirse de una persona enferma a una sana. Sin embargo, otras enfermedades infecciosas, como el tétanos, no son contagiosas.
Los
agentes patógenos causantes de las enfermedades infecciosas se caracterizan
por:
•
La contagiosidad, o la capacidad de
propagación del agente patógeno.
•
La infectividad, o capacidad del agente
infeccioso para instalarse y multiplicarse.
•
La patogenicidad, o capacidad para
producir enfermedad.
•
La virulencia o grado de patogenicidad.
Los
agentes patógenos infectan a las personas desde los reservorios de la infección,
que suelen ser animales o personas portadoras que, aunque no padezcan la
enfermedad, pueden transmitirla. Las principales vías de transmisión son: la
oral-fecal, la respiratorio y el contacto directo.
2) Enfermedades no
infecciosas. Están producidas por otras causas, como golpes, lesiones,
desequilibrios en la dieta, intoxicaciones por ingestión de sustancias tóxicas
como las drogas, mala alimentación, alteraciones del sueño, mal funcionamiento
de algún órgano, etc.
En función de sus causas podemos clasificarlas en:
•
Enfermedades
hereditarias o genéticas.
•
Enfermedades mentales, que provocan alteraciones de
la personalidad.
•
Enfermedades
específicas de órganos y sistemas.
•
Enfermedades
auto-inmunes: Se deben a un fallo
del sistema inmunológico,
que
sintetiza anticuerpos contra el propio organismo.
•
Enfermedades
causadas por accidentes:
Traumatismos.
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